8 feb 2011

Porque escribir como amar es, antes de todo, elegir... (o la balada del extranjero)


Recuerdo cuando no tenia elección. Cuando mi idioma era diez palabras y poco màs: hola, bueno, malo, que guapo, ¿donde està el baño?, un whopper menú por favor. Que si veía una peli podía decirte: “Me ha gustado” o “me ha aburrido”. Recuerdo la rabia que me daba. Recuerdo cuando descubrí el presente y luego el imperfecto, y cuando al final me atreví con el perfecto. Con el presente te conté a que me dedicaba, con el imperfecto algo divertido (porque es con el imperfecto que damos ritmo a nuestros cuentos) y con el perfecto, cauto, por fin, te conté la verdad. Recuerdo cuando pasé media hora a discutir como utilizar la frase: “dejate de pollas en vinagre” (porque es importante saber decir: ya no). Y cuanto reí con “me hace el culo Pepsi Cola” (porque también es importante saber decir: te comería). Recuerdo cuando te dije a lado de una maquina del tabaco por primera vez: “hola guapo” y cuando intenté decirte algo más y me salió una chapuza. Recuerdo también cuando en el ultimo momento, dramáticamente tarde, descubrí como se decía “correrse” (porque yo estaba convencido de saberlo como se decía ¡joder! Y fui enseguida, testarudo, a buscarlo sobre el diccionario mientras tu reías, enrollado en las sabanas, reías a carcajadas. Dejalo dejalo me decías que te he entendido y yo: que no que no que ya te lo digo como se dice que es importante). Recuerdo cuando todo era muy básico. Y no había nada que elegir . Cuando delante tu rostro carecía de palabras, y entonces tu orgullo era sin mentón, y tu timidez sin mejillas, y tus dudas sin cejas y si las fruncías, en aquella manera tan graciosa, tampoco sabia como comentártelo (y cada persona que ha amado alguien en otro idioma sabe de que hablo). Pero recuerdo también cuando, mirándote rascarte los tobillos mientras sentado a los pies de la cama intentabas despertarte, por fin, hablé (con las zapatillas y los calcetines desordenados al suelo allí a lado de la cama). Cuando te conté que tenias una valle a forma de Donut al final de tu espalda, justo antes de empezar la subida al trasero. O cuando descubrí tu manera di abrir por un instante los ojos y mirarme antes de hundirte en el sueño (como a decirme: vale me voy pero tú quedate aquí). Recuerdo cuando empecé a encontrar palabritas con las cuales reconocerte, con las cuales tocarte (como la punta del dedo con la cual ahora toco mi teclado). Y jugar con los sinónimos para elegir, por fin elegir, palabras que se pongan en circulo en torno a la única palabra que no te escribo, y que se verá (como estoy intentando hacer ahora) precisamente porque no está y ¡dedicártela!

3 comentarios:

  1. Si algo me conmueve es que alguien sea capaz de decir a alguien que le quiere sin dolerle prendas, sin más miedo que el miedo que da el querer.
    Me quedo con: "O cuando descubrí tu manera di abrir por un instante los ojos y mirarme antes de hundirte en el sueño (como a decirme: vale me voy pero tú quedate aquí)". No creo que pueda querer a alguien si mirarle de esa manera antes de dormirme

    ResponderEliminar
  2. Lo que se ha luchado hasta llegar a ese nivel de lenguaje!! :-)

    ResponderEliminar
  3. Dulce , tierno , sincero...de verdad que si ¡¡¡

    ResponderEliminar