31 ene 2011

Como El Vagabundo en las pelis de Charlie Chaplin (Necesitamos hacer una mamada ¿hay una cabina libre?)




Mi pareja tiene la característica de tomar con tranquilidad todas la putadas que la vida trae ensimisma. “Bueno...no pasa nada” dice cuando pasa algo. A lo mejor se frota la cabeza, se encoge de hombros, saca una sonrisa amarga y luego sigue por su camino. Mi pareja tiene la característica de tomar con tranquilidad todas la putadas que la vida trae, también cuando la putada... soy yo.
Este finde, se paseaba juntos por una Madrid helada. La gente ya era solo abrigos por la calle (vi un chico con una bufanda tan ancha y un chaquetón tan inflado que parecía Robocop en busca de una cerveza). Estábamos discutiendo sombre un asunto muy importante. Una medida, una decisión, que él tenia que tomar. Un cambio de rumbo crucial en su vida. Ohhh en esos asuntos yo soy muy locuaz. No paraba de animarlo. De decirle que si, que tenia que hacerlo, de dejar el miedo y hacerlo, que era una buena idea. El me escuchaba y de vez en cuando me miraba con ojos agradecidos y me dejaba un beso suave en la mejilla.
Me gusta sentirme útil, sentir que puedo hacer algo, algo concreto. Decir sencillamente: estoy aquí.
Es en estos momentos, pero, que casi siempre acabo tirando todo por la ventana. Como El Vagabundo en las pelis de Charlie Chaplin.
Bueno, al final lo convencí.
“Vamos a llamar ahora mismo” me dijo resuelto.
Porque todo tenia que empezar con una llamada, una llamada al extranjero.
“Hay un locutorio aquí a lado” siguió. “Ademas me conocen. A ver si me trae buena suerte”.
“Venga” contesté feliz.
Y pusimos rumbo al locutorio.
Entramos cogidos del brazo. Yo me sentía orgulloso como un rey que traía su reina a la coronación. El locutorio era bonito de verdad. Detrás del mostrador, lleno de caramelos y patadas fritas, estaba una chilenita simpática que nos dio la bienvenida con una sonrisa encantadora. Un muchacho chateaba en una pagina de contactos y una estufa encendida, en el centro del locutorio, iba calentando el aire.
“Muy buenas” dije entrando a lado de mi pareja “necesitamos hacer una mamada ¿hay una cabina libre?”
Por cierto yo no me di cuenta de lo que había dicho. Hice caso que la sonrisa de la chilentita se había apagado, que el muchacho se había dado la vuelta muy (¡demasiado!) interesado y que mi chico había empezando a apretarme el antebrazo en una forma muy rara (come decir... llena de dolor) pero todavía yo seguía siendo hombre entre los hombres, hombre feliz, satisfecho, vamos ¡orgulloso de mi mismo!
Como el vagabundo, con su traje medio elegante, que al principio de todas su travesuras casi se olvida de quien es, de donde llega, de lo que le espera. Y aunque todo indica que es un vagabundo fracasado, él es optimista. Pues si: optimista. Porque no se ha rendido.
“Vamos ¿verdad?” me susurró mi pobre pareja.
“¿Por qué?”.
“Luego te lo explico...” su voz tenia todo el cariño resignado de un verdadero héroe “Pero es mejor salir ahora, ¿vale?”
La mirada de la chilenita había descolorido en algo agresivo.
Fue come uno tsunami (el tsunami imparable de la Karmela Marchante): de repente, tomé consciencia de lo sucedido.
Murmuré un italianisimo: “cazzo”.
“Eso es, eso es” fue el comentario de mi chico.
Disculpa querido Cervantes, disculpa por mi existencia, por mi celebro, por mi pico de mierda. Soy yo, soy siempre yo, lo que comentó a un amiga italiana, después de un viaje a París que allí se encontraban helados al gusto aftershave (en lugar de decir after eight), soy yo, siempre yo quien pedí un bocadillo de polla (en lugar de un bocadillo de pollo), soy yo quien a diario traiciona a quien lo quiere porque no se da cuenta de lo que hace.
Salimos humillados bajo un cielo plomizo. Por la calle, fría, casi había olvidado como se caminaba.
“Disculpa querido es que...” intenté explicar.
“Bueno...no pasa nada” dijo mi pareja encogiendose de hombros con una sonrisa amarga
“Los idiomas... ya sabes. Si quieres vuelvo dentro y intento explicarlo
Noooooooo... olvidalo”.
Y nos alejamos del locutorio (y de vosotros)... como el final de una peli del vagabundo.
(pero algo en mi celebro se preguntaba si por fin el Robocop había encontrado su cerveza, claro señal que aún... ¡no me he rendido!).


28 ene 2011

Como un niño feliz en un espectáculo de Pinocho



Desde hace unos meses soy dueño de un i-pad. Es la cosa mejor que he comprado en mi vida. La mejor cosa para trabajar fuera, en los bares que me encantan, en las bibliotecas que son mis amigas.
Bueno, anoche descargué un programa que me permite de escuchar las radios de todo el mundo. Así mientras preparaba la cena puse una radio americana, de Nueva York que me deleitaba . La música era tan bonita, tan caliente, que en un determinando momento me puse a bailar, feliz de estar al mundo, y levantando los brazos por eso. Fue en este momento, en el cual mi cuarto sabia a Aretha Franklin, que detecté la mirada de mi pareja. Me observaba callado y sus ojos eran todavía más hermosos.
Baje los brazos y pregunté que pasaba.
“Mirate” me contestó. “Date cuenta de lo que estas haciendo bobo”.
Y fue así que me enteré que acababa de levantar los brazos al techo. Como un niño feliz en un espectáculo de Pinocho.

Hace un año (en el diciembre 2009) tuve un incidente que me causó la fractura del hombro derecho. No fue una simple fractura, fueron 4 fracturas consecutivas que me dejaron el hombro hecho polvo y que ademas me dañaron el tendón. Por dos meses no conseguí dormir por el dolor del tendón. Aunque todo el mundo intentó ayudarme el dolor no paraba. Luego me quedé con el brazo paralizado casi por completo. Que invierno negro amigos... y al mismo tiempo precioso, interesante y divertido. (porque en todo se puede encontrar algo interesante).
Por ejemplo ¿vosotros sabíais que nuestro sentido del equilibrio estaba relacionado a los hombros? Pues yo no lo sabia. Pero ahora sé que se siente a bajar una escalera con el miedo de caer (yo tenia la pinta de una vieja bailarina fracasada) . Así como no sabia que para quitarse una camiseta trabajan más de 10 músculos distintos y que es un movimiento casi más complejo que intentar comprender lo que está pasado en Italia ahora mismo.
Y recuerdo cuando conseguí volver a apretar un tenedor (que fuerte). O cuando conseguí poner la mano sobre una mesa. Y volver a escribir y a trabajar (que lo echaba de menos).
Luego la primera caricia, la primera cremallera abrochada hasta el cuello, la primera estrechada de manos, y así saliendo despacio de esta pesadilla muy cómica.
Desde hace unos días mi fisioterapeuta (¡la mejor del mundo por cierto!), me lo decía que me veía mucho mejor. Me decía: venga Antonino, que ya veo la fin de nuestra lucha. Que tu hombro tiene que olvidarse del pasado y volver a hacer lo que ya sabia hacer. Y efectivamente ya soy capaz de sentarme sobre un balón (enorme y ademas rosa) y abrir los brazos como un avión y pasear, con el balón bajo el culo y los brazos abiertos y los ojos cerrados (algo muy humillante pero por cierto muy útil).

Y anoche, bajo la mirada de mi amor, en un cuarto que sabia a Aretha Franklin, mis brazos, juntos, hermanitos, por fin, se levantaron al techo felices de la vida, como un niño en un espectáculo de Pinocho.

(Por quien me lo pregunta... pues si, en la foto soy yo en Londres -1973)

24 ene 2011

Y el Papa dijo: ¡sin foto de cara no se contesta!


Es noticia de hoy que el Papa ha hablado de Internet, de Facebook y de las paginas de contactos. Ha dicho que no estan mal pero que tenemos que tener cuidado porque los falsos perfiles son una plasta.
¡Por fin! Por fin algo concreto, algo actual, algo que nos ataña todos los días

¡Enhorabuena Ratzy!
Y quien mejor de ti, uno de nosotros (porque hombre entre los hombres.... ¡claroooo!!), podía hablar y decir algo sobre la pesadilla que a diario tenemos que aguantar. Pues, tienes razón Ratzy ¡los falsos perfiles son una mierda! Y por fin hemos encontrado alguien que lo ha dicho muy claro: tú, nuestro querido papa.
Y.. oye Ratzy, tú que puedes comprendernos, tú que todos te escuchan, habla también de los perfiles que ponen fotos viejas de 20 años o 20 kilos. El perfil con fotos de las vacaciones que el tío tuvo en el 55 del siglo pasado. O el perfil con las fotos del tío antes de su ataque de bulimia que ha perdurado a lo largo de los últimos 15 años.
Y, ademas, habla un rato de la peste de los descabezados. Tú que puedes, cuenta a todo el mundo que humillación es empatarse con trozos de carne sin ojos y alma. Explica que significa contestar a un pezòn que te pregunta: “Yo mido 1.71... ¿te puedo molar?” O cuando un medio culo, en blanco y negro ademas, te escribe: “Oye me caes bien... ¿te gustaría tomar algo? O cuando una pierna (una, no dos) bastante mayor de envía un mensaje que suena: “Morboso y discreto.. ¿te apetece un polvo?” (bueno esto puedes omitirlo porque casi siempre es un cura).
Tú, Ratzy, tú que pasas todas las noches delante de un ordenador, como todos nosotros, tú que puedes hablar con Dios, tú que, por cierto, estarás harto de esta mierda, vas a escribir el undécimo mandamiento. Vas a escribirlo por todos nosotros.
O sea: ¡no se contesta sin foto de cara!


12 ene 2011

Fanculo al canguro!


Caro Pietro, caro amico
oggi per la prima volta ti scrivo una lettera perche voglio che ti ricordi ciò che è accaduto. Capace che fra qualche anno, quando sarai ancora più grande, ti scorderai degli avvenimenti che ti hanno visto protagonista oggi e questo sarebbe un peccato. Per cui eccomi qui, con carta e penna, o per meglio dire con dita e tasti, a scriverti. A dirti: non dimenticartelo.
La vita è fatta di diritti che ci conquistiamo. E quasi sempre un diritto che ci conquistiamo è un privilegio che qualcun'altro perde (e questo è ancora più bello e più importante). Tu, alla veneranda età di 3 anni, ti sei già conquistato il diritto di dormire in un letto più grande, il diritto di pisciare in piedi davanti al cesso, il diritto di mangiare con i grandi e il diritto di decidere quale libro vuoi che ti si legga la sera prima di dormire (quest’ultimo te lo sei conquistato molto precocemente). Oggi, però, il diritto che ti sei conquistato, meravigliosamente, coraggiosamente, è, fra tutti, forse, il più importante.
Stavi in cucina, seduto a terra accanto al tuo cesto dei giocattoli. Lavoravi con molto impegno con uno dei tuoi 35 (e più) camion dei pompieri. Eri concentrato su uno dei più grossi, quello rosso che ha la scala gialla, che si allunga e si muove, quello che ti hanno regalato per Natale i nonni, quello che sulla scatola portava scritto: garantito 2 anni, quello fichissimo (¡vamos el más chulo!), quando improvvisamente la scala, la scala gialla che si allunga e si gira, ha deciso di rompersi e di rimanerti miseramente in mano. Ed è qui, in questo preciso momento, fortunato e sfigatissimo, che hai deciso di fare il passo (un piccolo passo per l’umanità ma un grande passo per te): hai osservato la stupidissima scala che ti era rimasta in mano e hai detto, per la prima volta in vita tua: fanculo!
Pietro, è stato un momento importante, lo sai?
Mamma era vicino a te che allattava Rocco. Anche papà era vicino a te che leggeva il giornale. Si è fatto un gran silenzio e, forse non te ne sei reso conto, ma mamma e papà sono rimasti di pietra. E non sapevano che dire. E come sempre quando tua madre non sa che dire finisce che dice una stupidaggine. Così, dopo un attimo di panico, con finta faccia di curiosità, mamma (che è sempre stata una gran fanculista), ti ha domandato: “Cosa hai detto Pietro, canguro?”
Ha provato a depistarti mamma. Ha provato a confonderti e imbrogliarti. Ma tu non ci sei cascato. No!
Ti sei alzato in piedi, orgoglioso come un attore scespiriano, hai messo davanti a te la scala gialla, miseramente rotta, oltraggiosamente degradata a pezzo di plastica, e con perfetta intonazione, scandendo ogni singola lettera, hai dichiarato:
“No mamma, ho detto fanculo fanculo fanculo.”
Conquistandoti, definitivamente, per il resto della tua vita, gloriosamente, il diritto di dirlo!
Caro Pietro, caro amico, non farti mai fregare da chi vuole convincerti (e ne incontrerai di gente che ci proverà), che era solo un canguro!
Tuo, affezionatissimo Antonino
Antonino Pingue © 2011 Todos los derechos reservados

6 ene 2011

La física cuántica y las palabras “te quiero” (la paradoja del gato de Schrödinger)



Aunque sea la persona menos científica del mundo siempre me ha llamado la atención (quizás por esto mismo) el misterio que separa la materia y las reglas que la gobiernan, de la física de lo infinitamente pequeño, como puede ser el átomo, la partícula y más más abajo hasta llegar a el quark. Es de hecho el caso que si la primera sigue reglas fijas y determinadas (la física clásica), la ultima sigue reglas caóticas (la física cuántica). Ejemplo: si cojo un vaso y una botella llena de agua y vuelco la botella a la altura del vaso, el agua, por efecto de la gravedad, caerá en el vaso llenándolo. Esto nos dice la física clásica. Pero según la física cuántica no es en absoluto seguro que el agua saliera de la botella ni tampoco que se acumulara en el vaso. Sería más correcto decir que habría esta posibilidad y simultáneamente la opuesta y muchas más paralelas. Explicándose mejor: las partículas que componen el agua, la botella, el vaso y nuestra mano, serán gobernadas por la ley cuántica que no prevee un comportamiento cierto. Pero la suma de todas estas partículas que componen el agua, la botella, el vaso y nuestra mano, se portarán de forma cierta y determinada.

¿Como narices es posible?

Añadimos que la teoría cuántica no solo es teórica, las bases de la mecánica cuántica han sido aceptadas porque daban previsiones de acuerdo con los resultados de laboratorio. ¿Qué quiere decir? Que funciona en la practica. Y la utilizamos todos los días. Ejemplo: nuestros ordenadores funcionan gracias a la teoría cuántica. Los viejos tubos catódicos de los televisores funcionaban con la teoría cuántica (¡fijate! Cuando nos poníamos delante de la pantalla a ver Raffaella Carrà cantar “fiesta” eso era posible gracias a una ley cuántica).

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La verdad es que la física cuántica, a pesar de ser la cosa más fascinante que pueda encontrarse, tendemos a ignorarla y esto porque es tan diferente de la realidad en que vivimos (aunque gobierna lo que nos compone), que no conseguimos imaginarla. En fin, vivimos y dormimos todos los días a lado de lo inimaginable y de lo mágico y no nos damos cuenta.
¿Que tal si intentamos por un momento imaginarnos este inimaginable? ¿Que te parece? ¿Hacemos este pequeño esfuerzo? ¡Venga! El truco para conseguirlo es sencillo: aplicar las leyes de la física cuántica no solo a lo infinitamente pequeño si no también a lo más grande. Lo hizo Schrödinger (premio Nobel por la física en 1933), con su paradoja del gato. Este es el experimento teórico que ideó:

Cogemos un gato y lo encerramos en una caja con un vial de veneno cerrado. Luego conectamos el vial con un aparato capaz de detectar la partícula de un átomo. Si la partícula golpea el punto A el vial se abre y el gato muere. Si golpea el punto B el vial no se abre y el gato vive. Ahora el gato está encerrado en la caja y nosotros no podemos comprobarlo. De acuerdo con la leyes cuánticas la partícula podría golpear tanto el punto A como el punto B y esta cosa es irrelevante. De hecho golpeará ambos. Pero no en el sentido que antes uno y luego el otro, sino que golpeará “solo el punto A” y también, “solo el punto B”. Y estas dos circunstancias coexistirán simultáneamente. Total: en la caja hay un gato que es tan muerto como vivo. Y se quedará en este estado absurdo y inimaginable (fuera de la vida y la muerte), hasta que no abramos la caja y comprobemos. Entonces la magia terminará y todo volverá a tener un espacio y un tiempo determinado. Y sabremos (pero solo a un nivel estadístico) lo que ha pasado.

Cuidado porque aquí está la cosa interesante. Lo que ha pasado lo hemos provocado nosotros abriendo la caja. Si no lo hubiéramos hecho el gato habría seguido vivo y muerto al mismo tiempo porque sujeto sólo a las leyes de la física cuántica.

A fin de cuentas todos somos gatos de Schrödinger encerrados en una caja y la realidad, la nuestra, en la que vivimos, en verdad no existe. La creamos nosotros incapaces de vivir fuera de un espacio y un tiempo determinados.

Vale, lo reconozco, todo esto podemos entenderlo solo por un momento, luego debemos por fuerza olvidarlo y volver aquí, donde nos hallamos, donde la bombilla se enciende, la luz nos ilumina, la botella se llena y la nevera gasta electricidad que tendremos que pagar. Sin embargo... sin embargo en el momento en que decidimos morir por dos ojos, nos exaltamos por la gimnasia de un beso, nos despertamos por la mañana y un día frío de invierno nos parece bellísimo solo porque hemos dormido a lado de una persona especial, si una mezcla de colores lo llamamos cuadro, una mezcla de sonidos lo llamamos música, si el rojo es rojo y el verde es verde ( y no solo una frecuencia con que la luz se refracta en nuestra retina) y sabemos reír y llorar (y decir por fin: te quiero), es porque la realidad existe solo en tanto la pensamos.

Porque aquí está la más grande de las paradojas: abrir la caja y encontrar, en lugar del gato, un ramo de flores.

Antonino Pingue © 2010 Todos los derechos reservados

Por la traducción de este texto, escrito y pensado en italiano, debo agradecer la ayuda de Egidio y David, que me han ayudado a encontrar las palabras más exactas por un tema tan complejo.

4 ene 2011

La fisica quantistica e la parola “ti amo” (il paradosso del gatto di Schrödinger)


Nonostante io sia la persona meno scientifica del mondo sempre mi ha affascinato (chissà forse proprio per questo) il mistero che separa la materia e le regole che la governano, dalla fisica dell’infinitamente piccolo, come l’atomo, la particella, giù giù fino ad arrivare al quark. Si da il caso infatti che se la prima risponde a regole fisse e determinate (la fisica classica), la seconda risponde a regole caotiche (la fisica quantistica). Esempio: se prendo un bicchiere e una bottiglia piena di acqua e rovescio la bottiglia in corrispondenza del bicchiere, l’acqua, per effetto della gravità, cadrà nel bicchiere e lo riempirà. Questo nella fisica classica. Però nella fisica quantistica non è affatto detto che l’acqua esca della bottiglia e tantomeno che si raccolga nel bicchiere. Sarebbe più corretto dire che c'è questa possibilità, e simultaneamente l’opposta e molte altre parallele. Spiegandosi meglio: le particelle che compongono l’acqua, la bottiglia, il bicchiere e la nostra mano, sono governate dalla legge quantistica la quale non prevede un comportamento certo. Ma la somma di tutte queste particelle che formano l’acqua, la bottiglia, il bicchiere e la nostra mano, si comporteranno in una forma certa e determinata.

Come cavolo è possibile?

Aggiungiamo che la teoria quantistica non è solo teorica, le basi della meccanica quantistica sono state accettate perché fornivano delle previsioni in accordo con i risultati sperimentali. Cosa vuol dire? Che funziona praticamente. E la utilizziamo tutti i giorni. Esempio: i nostri PC funzionano grazie alla teoria quantistica. I vecchi tubi catodici dei nostri televisori funzionavano con la teoria quantistica.

La verità è che la fisica quantistica, nonostante sia la cosa più affascinante che si posso incontrare, tendiamo a ignorarla e questo perche è talmente differente dalla realtà in cui viviamo (anche se governa ciò di cui siamo fatti) che non riusciamo a immaginarla. Insomma viviamo e dormiamo tutti i giorni accanto all’inimmaginabile e al magico e non ce ne rediamo conto.

Proviamo per un momento a immaginarlo questo inimmaginabile? Lo facciamo questo piccolo sforzo? Il trucco per riuscirci è semplice: applicare le leggi della fisica quantistica non solo all’infinitamente piccolo ma anche al grande. Lo fece Schrödinger (premio Nobel per la fisica nel 1933 e di cui oggi ricorre la morte), con il suo paradosso del gatto. Ecco l’esperimento teorico che ideò:

Prendiamo un gatto e lo chiudiamo in una cassa con una boccetta di veleno chiusa. Poi colleghiamo la boccetta di veleno ad una apparecchiatura capace di rilevare una particella di atomo. Se la particella colpirà il punto A la bottiglietta di veleno si aprirà e il gatto morirà. Se colpirà il punto B la bottiglietta non si aprirà e il gatto vivrà. Ora il gatto è chiuso nella cassa e noi non possiamo controllare. Per la legge quantistica la particella potrebbe colpire sia il punto A che il punto B e questa cosa è irrilevante. Di fatto, infatti, li colpirà entrambi. Ma non nel senso che colpirà prima uno e poi l’altro ma che colpirà "solo il punto A" e anche "solo il punto B". E queste due circostanze coesisteranno simultaneamente. Morale della favola: nella cassa c’è un gatto che è sia morto sia vivo. E rimarrà in questo stato assurdo e inimmaginabile (al di là della vita e della morte o per meglio dire simultanemente vivo e simultaneamente morto), fino a quando non apriremo la cassa e controlleremo. Allora la magia finirà e tutto tornerà ad avere uno spazio e un tempo, determinato. E sapremo (ma solo a livello statistico) cosa è successo.

Attenzione perche è qui la cosa interessante. Quello che è successo lo abbiamo fatto accadere noi aprendo la cassa. Se non l’avessimo aperta il gatto avrebbe continuato a essere vivo e morto allo stesso tempo perche soggetto solo alle leggi della fisica quantistica.

A ben vedere siamo tutti gatti di Schrödinger chiusi in una cassa, e la realtà, la nostra realtà in cui vivano, in verità non esiste. La creiamo noi incapaci di vivere al di fuori di uno spazio e di un tempo determinato.
Ok, lo riconosco, tutto questo possiamo anche capirlo ma solo per un attimo, dopo dobbiamo gioco forza scordarcelo e ritornare qui, dove la lampadina si accende, la luce ci illumina, la bottiglia si riempie e il frigorifero consuma corrente elettrica che dovremmo pagare. Eppure… eppure nel momento in cui decidiamo di morire per due occhi, ci esaltiamo per il sapore di un bacio, ci svegliamo la mattina e una fredda giornata d’inverno ci sembra bellissima solo perche abbiamo dormito accanto a una persona importante, se un miscuglio di colori lo chiamiamo quadro, un miscuglio di suoni lo chiamiamo musica, se il rosso è rosso e il verde è verde (e non solo una frequenza con cui la luce si rifrange sulla nostra retina) e sappiamo ridere e piangere (e dire ti amo), è proprio perche la realtà esiste solo in quanto la pensiamo.

Perche è questo il più grosso dei paradossi, aprire la cassa e trovarci, invece del gatto, un mazzo di fiori.

Antonino Pingue © 2010 Todos los derechos reservados


3 ene 2011

La conjuración de la UNESCO


El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, afirmó en su homilía celebrada el 26 de diciembre en la Catedral de Córdoba que "la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual" (diariodesevilla).

Ademas me han contado que la UNESCO tiene una mega computadora que cada día controla nuestra vida. Utiliza un programa de computo anti-familiar con plumas, que elige lo que vemos en la tele, lo que leemos, el color de nuestros calcetines y lo que comemos. Por ejemplo parece que ofrecernos plátanos a precios baratos sea un plan atentamente estudiado por la computadora... (efectivamente desde hace unos años el tamaño de los plátanos ha crecido muchisimo, asustando las familias católicas acostumbradas a tamaños más cristianos). Luego la UNESCO (después haber obtenido plátanos de tamaños paganos), ha empezado a infiltrarse por todas partes: en los colegios, en los gimnasios, en los baños públicos, en las terceras plantas de cada Corte Ingles, y en las tiendas de ropa interior (por supuesto). Ya ha alcanzado el imposible: se ha infiltrado en la iglesia... ¡hasta los cargos más y más altos! (así que ahora también en una iglesia todo recuerda un sitio de ambiente).

Esto, pero, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en su homilía en la Catedral, no lo ha contado....