11 may 2011

Eurovision y Ledy Gaga (y Antón Chéjov)

La vida es toda una "surprise". 
Un chico se muda a España y piensa: tendré que aprender castellano, a lo mejor tendré que aprender a torear, o a bailar flamenco. Tendré que encontrar la manera de vivir sin comer una pizza decente, sin una verdadera Mozzarella di Bufala, y en cambio descubres que para vivir en España tienes que aprender, antes de todo, qué es Eurovisión. 
Yo cuando llegué no tenía ni la menor idea de qué era Eurovisión. ¡Lo confieso
 
Recuerdo que en el Mayo de aquel año fui invitado a una fiesta y estaba este chico que tocaba un violín medio roto y antes que él un ejercito de chicas vestidas como ministras italianas (vamos: como putas) que bailaban, cantaban, gritaban. Olas de tetas, de culos, de gargantas desentonadas. Y todos mis amigos conocían todas la canciones y comentaban y aplaudían. Recuerdo que España quedó última o penúltima y que fue un escándalo. Y que todo el mundo no podía creer que yo no conociera Eurovisión. Pues no, no lo conocía.
 Al año siguiente
le tocó a aquel muchacho... ¿como se llamaba? Pues el tipo que se había peleado con su pelo. El tío que hizo una canción sobre su peinado. Que la canción era un rezo tricológico, un grito de dolor hacia su peluquero: Algo pequeñito ¡por favor!!
Aquel año yo ya estaba preparado. Llevé la máquina fotográfica, pasteles y grabé dos videos. Mis amigos intelectuales enviaron a una delegación para comunicarme sus preocupaciones. Que era indecoroso que un intelectual como yo me dejara llevar por similares programas. Que ellos organizaban una contra fiesta en la que habrían leído poesías de un desconocido poeta alemán y reflexionado sobre la importancia de la muerte. Enseguida contesté que se equivocaban y mucho. Que yo no era un intelectual, si no un cerdo. Que si me gustaba, por ejemplo, un autor como Pasolini, era solo porque de sus palabras salia (y se veía muy claro) las ganas de follarse a media Italia. Que me gustaba más la música jazz en lugar de Lady Gaga, solo porque un concierto de jazz sabe a sexo (aunque nadie está desnudo o llama un tal Alejandro) mientras Lady Gaga sabe a poliuretano. Que nunca aguanté la gente que utiliza la cultura para distinguirse de los demás. Que como escribí una vez: "Un intelectual es solo un tío que piensa (o sabe) que un libro de Proust le queda mejor que unas gafas de D&G." Se ofendieron. Y cuando fueron a ver una preciosa actuación de “Las tres hermanas” de Antón Chéjov en romano con subtitulos en francés antiguo no me invitaron por venganza.

Este año Eurovision promete ser una verdadera pasada. Para empezar lo vemos en la nueva casa de mi querido gato. Luego yo tendré que decantarme por Italia y quiero ponerme borde y vulgar. Y por fin acaban de darme el compromiso de hacer fotos del evento para que la delegación en Barcelona pueda participar de la fiesta.
Muy bien...


1 comentario:

  1. Eres la caña de "España " ¡¡¡
    ¿En serio, sólo se es intalectual si, se va por la vida como quien se ha tragado una escoba?
    Sencillamente genial Antonito ¡¡¡

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