27 feb 2010

¿Podía el gato pasado darse simplemente de alta con el médico de cabecera? Pues, no, ¡claro que no!



¿Podía el gato pasado darse simplemente de alta con el médico de cabecera? Pues, no, ¡claro que no!
La primera vez voy y me dicen que mi certificado de inscripción patronal tiene que estar actualizado.
(Pues ya sabia que no era un tío actual....)
“Bueno” pregunto “¿y dónde tengo que actualizarlo? “
“Donde lo ha hecho... ¡claro!”
Entonces voy allí, y me dicen que la oficina ahora no esta aquí, que se ha mudado a Cuatro Caminos.
Tomo el metro y voy a Cuatro Caminos, donde soy actualizado.
Todo actualizado y feliz vuelvo a la oficina para darme de alta con este médico de cabecera. Aunque yo no busco un médico de cabecera sino de hombro, pero bueno, no pasa nada.
Tengo NIE, tengo inscripción patronal (mira actualizada) y tengo el número de afiliación de la Seguridad Social. ¡Tengo todo hombre... todo!!! Tú pregunta y yo te doy.
Él pregunta y yo no tengo. ¡Joder!
Lo que pasa, me explica, es que yo trabajo aquí en España, pero como autónomo y facturo con el IVA italiano, entonces, no, no puedo todavía darme de alta.
“¿Aunque soy actualizado?”
“Pues, me importa un bledo que estés actualizado.”
“¡Vaya! A ver, ¿y si yo no trabajara? ¿Si estuviera en el paro?”
“Bueno entonces si que podrías darte de alta.”
“Ah, vale, entonces no trabajo... Mira tengo un padre que desde hace un siglo dice que nunca en mi vida he trabajado. Si quieres lo llamo ahora mismo así hablas con él.”
“Tampoco me importa tu padre.”
Me callo.
“¿No te importa?”
“Pues no....”
Mis ojos se encienden de morbo: “¿Estás casado hombre?” pregunto.
“¿Y eso?... a ver a ver... que aquí estamos trabajando, que tenemos un crisis. ¡Fuera!”
“Vale vale... ¿entonces que puedo hacer? Porque yo necesito un médico.”
“Bueno tienes que ir a esta oficina” me pasa un papelito “y darte de alta con la tarjeta europea”.
“¿Europea?”
“Sí, porque tú eres un trabajador europeo” y lo dice como a decir: ¡enhorabuena!
Al oír que soy un trabajador europeo (y además actualizado), casi me pongo a llorar. Y de repente me entra un sentimiento de culpa enorme. Estoy rodeado de gente que no trabaja, que lucha cada día para llegar a fin del mes, que aguanta a Esperanza Aguirre, que se pregunta a diario qué coño hace Zapatero y yo... fíjate, soy un trabajador europeo.
Miro al tío e intento explicarme: “Hombre no es posible, no soy un trabajador y tampoco europeo. Ya te hablé de mi padre... y puedo añadir que un ex creía que tampoco era capaz de ir a la playa a comprame un helado. ¿Con esto, crees que soy capaz de trabajar para toda Europa?.”
El tío se detiene un rato y luego contesta: “Me da igual lo que dicen tu padre y tu ex.”
Estamos en un momento epifánico. Pongo mi mejor sonrisa.
“Oye cariño, ¿sabes que te quiero? “ digo. “Hablo en serio, ¿cuándo sales de esta oficina?” Entre tanto echo un vistazo a su paquete. ¡No está mal el caballero!
“No antes de las 5 de la tarde”
“No pasa nada.” Y añado, con la mejor cara de señorito romano que tengo: “te estoy esperando desde hace toda la vida”.
Los ordenadores están encendidos, los corazones también. Mirándonos en los ojos no nos damos cuenta que a nuestro lado un señor está llorando porque quiere una cita, quiere una cita ahora mismo con un doctor porque tiene las hemorroides, y se encuentra fatal, aunque su culo acaba de ser actualizado.
“Yo David,” dice David, “encantado”
“Igualmente David” digo yo, “Yo Antonino.”
Y es así, que al final hoy también me quedo sin médico de cabecera pero totalmente ilusionado.
Y ya está....

Antonino Pingue © 2010 Todos los derechos reservados.

1 comentario:

  1. Miguel Parra28 febrero, 2010

    Ya que tu cuentas esta historia, yo te cuento otra sobre una foto del Café Comercial, más que historia es un pensamiento escrito que tuve el 25 de febrero de 2010

    "Esperando a Yilmaz, el tiempo me mira desde una fotografia de este mismo lugar pero mucho tiempo antes. El tiempo que me observa desde el marco es vacío, sin gente, ordenado y más historiado. Quedan las columnas para conectar ambos instantes, también los espejos que ya confundían el espacio cuestionando el delante y el detrás pero bueno, foto o no foto, cada uno es su tiempo, de eso si que no hay escapatoria.
    Yo y mi camisa de los diez mil gatos. A la noche seguro que los fantasmas se toman algo en estas mesas. Debería escribir un guión sobre espectros para perderles el miedo y así poder dormir... Domir, hoy tengo que dormir que mañana toca conducir (Miguel ¿por qué no le cambias el aceite al coche?) El tiempo llega de encontrame con Yilmaz. No sé, todo es tan raro, la foto y su pasado vacío, el hoy con su presente repleto y luego eso, el espacio liándolo todo a golpe de espero. Tengo que montar el péndulo. Sí o sí."

    ResponderEliminar